Manolo Valdes en Singapur

“Todo empezó en Central Park en Nueva York, allí vi unas mariposas que revoloteaban alrededor de la cabeza de una mujer y se me ocurrió plasmar esa imagen en una gran escultura. ¿Quién me iba a decir que esa escultura acabaría instalada en la principal avenida de una ciudad y en una cultura tan lejana como es la de Singapur?”. Manolo Valdés (Valencia, 1492) explica así la génesis de una de las nueve esculturas monumentales que pueden contemplarse en Orchard Road, la principal arteria comercial de la ciudad de Singapur.

Concretamente se trata de “Mariposas”, una de las obras más grandes de esta exposición, que alcanza los cinco metros de altura y una amplitud de más de once metros y que está realizada en aluminio. Las mariposas también están presentes sobre otra cabeza de color azul que se encuentra situada junto a una tienda de Zara y una de Massimo Dutti. Valdés se ríe al ver este diálogo con dos marcas españolas presentes en todo el mundo. A lo que añade que “también estará por aquí Fernando Alonso y Carlos Sainz”, en referencia al Gran Premio de Fórmula 1 que se celebra en Singapur este fin de semana. Y es que este pequeño país de tan solo 54 años de existencia pero con una de las rentas per cápita más altas del mundo (número 11, según la ONU) se ha volcado también con actividades culturales, como esta exposición, para aprovechar el tirón mediático de este tipo de eventos deportivos. 

Tras un mes en esta céntrica avenida de la ciudad, las nueve esculturas y una enorme fila compuesta por ocho de sus conocidas Meninas, inspiradas en el retrato de la Reina Mariana realizado por Diego Velázquez, se trasladarán a los jardines de La Marina de Singapur donde permanecerán durante seis meses. Valdés destaca “cómo cambian las esculturas según el entorno que las acoge. Aquí, en esta avenida, me recuerdan a cuando realicé una exposición con otras esculturas en la avenida Broadway de Nueva York y cuando vayan a los jardines de La Marina se mimetizarán con los árboles como pasó en el Jardín Botánico de Nueva York, y nada tienen que ver ambos lugares con la exposición que tengo ahora en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, donde están sobre una lámina de agua en diálogo con la escultura de Calatrava”.

Y es que Valdés ha sido uno de los artistas más destacados en esta tendencia actual del arte contemporáneo consistente en mostrar esculturas en espacios al aire libre abiertos al público. Lugares como la Place Vendôme de París, el castillo de Chambord o el de Chennonceau en el Valle del Loira, Park Avenue en Nueva York o las calles de ciudades como La Haya o Dusseldorf, entre otras muchas, han acogido obras realizadas por este artista afincado en Nueva York desde hace más de 25 años.  “Lo curioso de exponer en estos espacios es que mucha gente se encuentra con las esculturas sin saberlo y agradece que pongan obras de arte en su barrio y que las puedan ver cada día”, comenta el artista al tiempo que observa cómo varios viandantes se retratan con sus teléfonos móviles enfrente de sus obras. “Es muy reconfortante ver que la gente quiere tener una fotografía con una obra mía, es una prueba de que las han aceptado, de que las han hecho suyas”, afirma. 

El artista, uno de los fundadores en los años sesenta de Equipo Crónica, continúa su recorrido por la avenida Orchard y se detiene ante una enorme cabeza dorada coronada con infinidad de varillas del mismo color. “Es increíble ver cómo brillan esas varillas por la noche con los focos de luz, parece totalmente otra escultura”, comenta mientras comienzan a oírse de fondo el ruido de los bólidos de Fórmula 1 que ya han comenzado sus entrenamientos en un circuito urbano en el que, curiosamente, también se corre de noche con iluminación artificial. 

La exposición se complementa con una muestra de más de 45 obras entre pinturas, esculturas de pequeño formato y collages en Opera Gallery, la galería más prestigiosa de la ciudad. Valdés destaca que estas pinturas presentan varias novedades como son la incorporación de trozos de madera pintados, la utilización de pintura de epoxy (que comenzó a usar para las esculturas al aire libre) o incluso un trozo de espejo que ha incorporado a uno de sus lienzos. Y es que Valdés es un cazador de imágenes que encuentra en su vida cotidiana, en los museos que visita, en los escaparates que observa de camino a su casa y que luego plasma en su estudio de Nueva York. “Mi pasión es el estudio y cuando me encuentro con una idea fuera del estudio, inmediatamente me entra la ansiedad por trabajar en ella y eso solo lo puedo hacer en el estudio”, comenta con la pequeña salvedad se encuentra a 15.000 kilómetros de su estudio ubicado en Union Square. 

Al ser preguntado sobre si ha encontrado alguna inspiración durante su estancia en Singapur, Valdés afirma que “he visto muchas piezas de cerámica que me gustaría comprar para luego romper en mi estudio e incorporarlas de alguna manera a mi trabajo”. Una idea que puede dar origen a una nueva serie obras. Ahora tan solo queda esperar para ver qué ciudad será la primera en acoger esta nuevas obras de uno de los artistas españoles con mayor proyección internacional. 

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